Ni aquí, ni allí.
No es cuestión de llegar y simplemente quedarse, sino de no querer nunca marcharse.
No es cuestión de verse caminando entre calles bañadas por el sol de agosto, sino encontrarte entre pasos de viento y brisa, de agua y arena, de noches y estrellas.
Allí, donde el "jamás" y el "siempre" se unen hasta formar uno, donde nada parece tener fin, donde los besos se confunden con lágrimas, donde la sonrisa se recuerda, donde nada se olvida.
Espérame, que te buscaré cuando me pierda.
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