Lo cierto es que nuestros conocidos, nuestros amigos y nuestros seres queridos nos sobreviven, y a través de ellos también nosotros.
No se trata de lo que tenías, sino de lo que diste. No de lo que parecías, sino de cómo viviste. Y no se trata únicamente de ser reconocido. Se trata de dar a los demás una buena razón para que te recuerden. -Tonya Hurley

jueves, 6 de septiembre de 2012

Coge mi mano y juntos, saltemos.

No quiero que te arrepientas. No quiero que al pensar en mí, sea ese eco lejano de algo que jamás sucedió. No quiero que no lo hagas y que te apenes por ello. No quiero que te quedes con las ganas, ni con el miedo. No quiero mirar atrás y verte sentado, viendo como me alejo, sin tregua, a paso lento. No quiero que me busques cuando ya, no hay remedio.
No pido mucho, simplemente que me des lo que quiero.
Quiero alejarme, mirarte, que vengas corriendo y que al instante, nuestros labios encuentren consuelo. Quiero no mirar el reloj, quiero ver como rápido, se aleja el tiempo y como nuestro fuego, crece por dentro.
No quiero que me avises, ni que prepares el terreno, cuando el incendio devastó ya el suelo. No quiero ser tu olvido, ni mucho menos, perderme entre tus recuerdos.
No quiero timidez, tampoco descaro.
Sólo sorpréndeme, y no me dejes pensando en lo que pudo ser, y no fue.
Haz que sea.
Ya no conmigo, con la que venga.
 
 
 
Lo siento por no pasarme mucho por aquí, espero que os vaya todo genial y que el verano os haya hecho sonreír más. Para cualquier cosa, aquí tenéis mi twitter, que lo tengo bien controlado. Un besazo enorme bloggers :)
 
@mypainisover
 



lunes, 23 de julio de 2012

Aunque nunca lo quisimos, siempre lo fue.


El tiempo se esfumó, como el humo de tu cigarro.
Se esfumó, al igual que los momentos, las palabras, las sonrisas, las miradas.
Se esfumó todo, menos el recuerdo, avivándose más cada vez que me acercaba sigilosamente hacia aquellos rincones que nos vieron reir y llorar, vivir y perecer en el intento.
Un año después, todo, aunque yo lo creía ya perdido, estaba ahí.
Nada varió porque tú y yo nos dijéramos adiós por última vez.
El tiempo pasa, pero los lugares quedan, anclados, sin importar quiénes sean los que se sienten o se besen sobre ellos.
Aquel rincón apartado seguía ahí y yo sentía que, en cualquier momento, fueses a abrir la puerta y a brindarme alguna de aquellas sonrisas. Sin embargo, tú ya no estabas allí.
Ni yo tampoco.

sábado, 19 de mayo de 2012

Continúa luchando

La circunstancias la han hecho más fuerte, aunque aún no lo suficiente y ella bien lo sabe.
Después de llevar casi toda la vida levantándose, no parece seguir avanzando, sino aletargada como un animal que, en invierno, descansa.  Harta de que no llegue nunca la supuesta luz de después de la tormenta, tiene muchas preguntas pero ninguna respuesta. No sabe por qué es diferente a los demás, por qué carece de lo que otros tienen, por qué ella. Y esas preguntas son precisamente la que la devoran por dentro.
¿Cuándo cambiarán aquellas cosas que llevan siglos sin cambiar? ¿Cómo hacerlo si todo te retiene, te frena y te encadena?



Y allí va, la que sonríe cuando ve que todos le quieren quitar la sonrisa, la que pregunta sin obtener respuesta,  la que camina sin descanso, la que sigue luchando aunque haya encontrado millones de razones para dejar de hacerlo.
Allí va.
La mejor del mundo.

viernes, 11 de mayo de 2012

Te quiero abuela

Siempre era yo la que veía a los demás como ajenos, otros que aun siendo cercanos, se encontraban lejos, a kilómetros de distancia. Ahora he sido yo la que estaba allí, esperando tras esos escalones, mirando a todos pasar. Ahora era yo la que recibía las palabras de apoyo, la que se secaba las lágrimas mientras la veía dentro de aquella caja.
Ella no solía ser así, ese color nunca había sido suyo, esos ojos nunca habían estado así de cerrados.
Ella solía ser de las que hablaban rápido y andaban despacio, de las que hacían magdalenas de las que jamás obtendré receta, de las que iban a la playa y miraban asombradas los atuendos indecentes de las jovencitas con descaro.
Ella solía ser de las que nunca reían y siempre lloraban, de las que al entrar en casa se ponían a cotillear cualquier cajón en busca de algo interesante.
Ella es mi abuela y sólo recuerdo haberla visto reir una vez.
Ahora que no está, que su casa está vacía y que la cartera que guardaba dentro del armario, está sobre mi mesa, todo cambia.
Ahora que no está y que vi a mi padre llorar, ahora que ya no volveré a rechazar sus dulces ni a afirmarle todo cuanto decía, ahora, el corazón se me encoge.
Y allí, donde quiera que estés, desde donde quiera que nos estés observando, espero que nos cuides, que te rías, que sonrías y que lo mires a él como seguramente alguna vez, hace mucho, lo miraste.
Te fuiste ayer y ya te echo de menos.

sábado, 5 de mayo de 2012

Nunca dejes de bailar.

Podría ser una tortura el no saber dónde estás, qué haces, en quién piensas. Podría ser aquello que me desgarrase el alma cada vez que mi mente se posase en tu figura. El desconocer cómo te levantas cada día, por qué calle diriges tus pasos, qué persona te roba el pensamiento, quién los sentimientos, quién las lágrimas.
No saber incluso si estás bien, si estás riendo o llorando, si necesitas mi ayuda o la de cualquier otro, no saber si aún piensas en mí o si has dejado de ser fiel a aquella promesa que hace ya tiempo me dijiste al oído.
Sin embargo, también podría ser que me recuerdes, que cada vez que veas aquella ciudad del mapa, aparezca yo, la primera. También podrías ser feliz yéndote a la playa cada día encima de aquella tabla y que mañana mismo reciba un mensaje tuyo contándome la temperatura del agua, preguntándome qué tal, excusándote por tu tardanza y yo perdonándola. 


Y también quizá ni me hayas olvidado ni me recuerdes, simplemente no te apetezca perder el tiempo en mí. Quizás no vuelvas a preguntarme, ni a buscarme.
Quizás yo me quede pensando el por qué, sin saber nunca la respuesta, sin llegar a investigarla por miedo a que me duela.
Quizás en unos años aparezcas de nuevo, como un recuerdo vivo.
Quizás aparezcas al final, tal y como estuviste siempre, tal y como te conocí, sin cambiar, como si no hubiese pasado el tiempo, y sonría.
------------------------------------------------------------------------------------------
Apareciste como una de esas estrellas en el cielo a las que les pides deseos. Fugaz, intensa.
Como uno de esas puertas en una habitación sin salida, como uno de esos recuerdos en una mente olvidadiza.

Gracias. Siempre valió la pena tu luz en este mundo de sombras.