¡Pero, ¿por qué no queda ron?!
Cogió la botella y sin pensárselo, la tiró contra la pared.
Ésa fue la primera vez que se equivocó, cuando rompió en mil pedazos al que siempre lo había ayudado sin pedir nada a cambio.
La segunda vez fue cuando la besó, cuando sintió sus labios contra los suyos.
Su existencia nunca fue un puzzle de cuatro piezas. Más bien al contrario.
Toda su vida fue una completa equivocación.
Nunca fue feliz ya que falló al interpretar los hechos.
Esos mil pedazos, ese beso, nunca fueron un error.
Pero él así los consideró.
Nunca llegó a pensar que incluso aquellas cosas de las que nos arrepentimos, pudieron suceder por nuestro bien, por nuestra felicidad, porque llegue algo mejor.
Como nunca lo pensó, nunca vivió, siempre pensando en lo que pudo ser y no fue.
Ahora es un muerto en vida, uno de aquellos que cuando no estén, en su epitafio quedará grabado :
"Aquí yace una persona que no vivió, que no soñó, no se ilusionó. Aquí yace alguien a quien nadie echará de menos"
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