Por si no me da tiempo, me gustaría dedicar una entrada a este año que termina y que por supuesto, ya no volverá.
Recuerdo que en enero ya empecé a pensar que sería un buen año, que valdría la pena.
Y no me equivoqué.
Posiblemente haya sido uno de los mejores que yo recuerde.
Yo, gracias a Dios, he cambiado y también todo a mi alrededor.
Ya nada es igual al año pasado o al anterior pero claro, eso ya lo hablé en otras entradas.
Por eso me gustaría agradecer a Dios, al destino o a lo que sea que me haya brindado estos maravillosos doce meses, todo lo que he conseguido y que por supuesto nunca olvidaré.
Gracias a esa clase minimalista que me tocó en este curso, a aquella amiga con la que comparto tantas cosas y seguro que seguiré compartiendo, a haber abierto los ojos ante esa supuesta "amiga", a todos a los que he conocido, a todos los recuerdos que me muestran que la felicidad reside en los momentos que pasas con la gente a la que quieres, a todas esas tan buenas notas, a haber cambiado a mejor, a todos mis amigos, que con sus más y sus menos, están ahí, y por supuesto a toda mi familia, que como ayer pude comprobar, seguir estando con aquellos que se irán pronto es un auténtico regalo.
Sé que no todo han sido sonrisas, que también se ha ido gente que debería estar aquí, que estamos en crisis, que han seguido las mentiras y falsedades, que ha habido obstáculos que nos han machacado por dentro, pero creo que esas pequeñas cosas buenas compensan a las malas.
Gracias 2010 por este fantástico año en todos los sentidos para mí y los que me rodean.
Y demos la bienvenida a este 2011 que ya pronto comienza.
Pero mientras tanto...
disfrutad de estos días, y de los últimos momentos de este año.
Feliz Navidad
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